(...) Tras el 11-S, Hollywood apostó por ahondar en el género de terrorismo y espías cual guerra fría, además de componer docudramas que desmontaran los aparatos políticos de esta nueva era global, vía Michael Moore, así como revisiones con tono del género en avión, como
United 93 (2006), del británico Paul Greengrass que escribe y dirige esta película de
patrón genético sobre uno de los aviones secuestrados el 11 de septiembre por parte de Al Qaeda para atentar contra las Torres Gemelas de New York y el Pentágono en Washington.
(…) Pero la maquinaria cinematográfica tardó algo más en cuestionar el estado anímico de su nación. El retrato del alma norteamericana lo realizaron quienes radiografiaron el
post11-S tomando el pulso a su longitud moral:
Infiltrados (2006) de Martín Scorsese es la gran metáfora sobre la sociedad norteamericana de entonces, sobre la salud mental del pueblo americano, sobre su forma de comportarse y de estar en el mundo
—saludos, Hillary—, en unos tiempos donde la sospecha hacía de la desconfianza —de arriba abajo, del Presidente a sus ratas— su moneda de cambio. Como sabiamente se decía en
Malas calles (1973),
“el pecado no se expía en las iglesias, sino en la casa y en las calles”.(…)
si la administración Bush hundió al pueblo americano en esta desconfianza promovida por la codicia, como inteligentemente retrató Scorsese con Infiltrados, la esperanza del aparato Obama ha consagrado a Slumdog Millionaire (2008) en su 81 ceremonia de los Oscars como la película globalización de una nueva era, donde los discursos de la factoría se agarran a la desesperada en los nuevos mercados, maquillando de
starsystem a los empobrecidos del planeta de la sociedad del éxito, donde las parábolas morales arrastradas por el fracaso de la verdad y sus valores parecen resucitar cual ave fénix la épica de los sueños del Sur. En poco tiempo hemos pasado de intentar huir a aprender a convivir, y el panorama se presenta tímidamente prometedor.
(…) Y si antes mencionaba
planes ocultos, no podemos olvidar tampoco en estos términos el
post11-S de Spike Lee,
Plan oculto (2006), que también replantea su discurso sobre esta sociedad tocada en términos de convivencia y distancia entre culturas, un trepidante
thriller sobre el atraco a un banco en pleno Manhattan que pronto tendrá su secuela.
(…)
Promesas del Este (2007) de David Cronenberg, vuelta al héroe del cine clásico, a la revisión de la serie negra en un entramado de culturas y dramas con necesidad de brotar. (…) Epilogando, incluso en estos tiempos Paul Verhoeven, en su
El libro negro (2006) sobre la resistencia holandesa a la ocupación nazi, actualiza la desconfianza como actitud de supervivencia, algo que el director de
Desafío total (1990) ya había compuesto magistralmente en
Los señores del acero (1985), una aventura medieval de grandes subrayados, moderna y
perenne, donde las relaciones de no fiarse marcan el
eros y el thanatos de los protagonistas, en claves clásicas como el
western de Gary Cooper y Burt Lancaster en
Veracruz (1954) de Robert Aldrich. Pero eso ya es otra historia de películas cerradas y cosmos herméticos, a fin de cuentas, de
culturas clausuradas, como los sabios planos de Cronenberg.
Cine, convivencia y (des)confianza de Carlos Gurpegui
Fragmento de Cine y Convivencia